
Comienzo memorable de la temporada
Tras un parón temporal por diversas cuestiones, el inicio de la temporada se esperaba con gran entusiasmo.
La previsión meteorológica pronosticaba viento de poniente lo cual yo pensaba que no era idóneo para el pesquero al que nos dirigiríamos.
Una vez en el pesquero vimos lo que nos temíamos, por las condiciones metrológicas de días anteriores el agua estaba un poco sucia y movida cosa que no nos entusiasmaba demasiado.
Al tiempo de comenzar Humberto como era de esperar saca la primera captura una bonita herrera, y al poco tiempo de esta una zapatilla que devolvió al agua en perfectas condiciones.
Todo vaticinaba a que no se iban a dar muchas capturas más por cuestión del viento y el color del agua, con lo que mi padre y yo ya pensábamos en el fiasco del primer día de pesca. Fue entonces cuando una de mis cañas se destensa y si era una dorada de unos 0,5 kg que inmediatamente fue devuelta al agua. Después de un gran rato y al recoger mi caña noto que pesa más de la cuenta y ahí estaba otra doraita algo mayor a la anterior, aunque esta no llegue a devolver al agua puesto que se soltó justo antes de entrar en la sacadera. Seguidamente por fin mi padre tiene su esperada picada y saca una herrera. Y unos minutos después Humberto pesco otra herrera.
Pasada casi la totalidad de la jornada pesquera y ya sin esperanzas de obtener ninguna captura, mi caña se dobla y el carrete empieza a soltar hilo, corro a cogerla y noto los cabezazos de una buena dorada que tras una botina lucha logro meter en la sacadera. Rozó los tres kilos de peso y fue la alegría del primer día de búsqueda de este codiciado espárrido.
Antonio José Paguillo Aguilar
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