
Una vez más amigos, la sintomatología se repetía, los incesantes paseos por mi casa me llevaban una y otra vez a la habitación de la pesca, concretamente al lado de la funda de las cañas, las gorras se caían de la estantería una y otra vez, las ganas de empatillar eran irresistibles y la necesidad de escuchar el romper de las olas me tenía fritico!!!
Así pues mandé un whatsapp a Manolo Alegre y otro a Javier Guzmán, por si tenían ganas de salir de pesca y parecía ser que estaban en las mismas condiciones, uno estaba en la fase la enfermedad en la que te da por acudir a la tienda y comprar cosas de pesca y otro en fase terminal……viendo videos de pesca!!!, así que ambos se apuntaron a clase de terapia, que en este caso sería terapia de grupo, porque iríamos cuatro pescadores, ya que el hijo de Manolo también se apuntaría.
A última hora hable por teléfono con Chico, el cual pensaba salir también de pesca, así que “la manita” estaba completa, nos escaparíamos a echar un ratejo. Las predicciones del tiempo, daban viento fuerte de levante, y si se cumplían, la cosa podía ponerse fea, ya que eran vientos de entre 40 y 50 km/h.
Salimos temprano y quedamos con Chico en el pesquero, ya que él se incorporaría un poco más tarde, y cuando llegamos allí no hacía nada de viento, el día parecía estar perfecto. Al poco tiempo de llegar, cuando todavía no habíamos llegado a la arena de la playa, Chico llegaba y se incorporaba a la excursión.
Solo habían pasado 20 minutos, ya teníamos montados los equipos, cuando empezó a levantarse una brisa de levante, la cual fue creciendo por minutos hasta convertirse en un viento muy fuerte. No se podía tener nada fuera de los macutos de pesca, ya que todo se volaba y en pocos minutos la orilla de la playa estaba infestada de cardos secos, que el viento había arrastrado desde las dunas que teníamos detrás.
Los plomos de golf de 135 se salían del agua en pocos minutos y el viento cada vez aumentaba más, la comba de los hilos era bastante grande y claro está que los lances tampoco nos gustaban demasiado, ya que el viento venia muy racheado lateralmente.
A Chico no le gustó el panorama, así que decidió comerse un bocata para hacer el camino de vuelta saciado y luego se marchó rumbo a otro pesquero, en el que a la postre sacaría una zapatillona nada más llegar!!!
Así pues después de varios cambios de plomada tuve que poner tres plomos de bola de 130 gr, que eran los únicos que me aguantaban en ese peso, e ir subiendo las cañas a medida que crecía la marea.
Tras unos 25 min, retrasé las cañas unos 10 m ya que la marea ya venía hacia arriba y las dejé encima del inicio del escalón de arena, entonces me fui a ver a Manolo a llevarle un par de plomos de bola, por si los suyos no le aguantaban.
Al llegar me dijo que los de golf, le estaban aguantando bien y que no necesitaba los de bola y en ese preciso momento, una de mis cañas se quedó totalmente recta, carrera que te crió y me encuentro la caña totalmente en banda y el hilo en el suelo.
Nada más tensar, ya que se había acercado a la orilla unos 30 m, empecé a notar los cabezazos, así que parecía que el levante no había venido solo, este regalo, en un ratillo se convirtió en una preciosa dorada, que por suerte venía enchavetada y me permitiría soltarla, otra suerte sin duda!!!
Tras las fotos de rigor, grabamos la suelta, y parece ser que la muchacha no tenía muchas ganas de irse como podéis ver en el video, espero que os guste.
El día estuvo desagradable en general, mejorándose bastante al llegar la pleamar, pero poco más fue lo que salió, un par de tambores y algún pez pequeño, pero bueno algo le habíamos arrancado al mar, aunque luego se lo devolvieramos!!!
Un saludo y buena pesca!!!
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