
¡¡HOLA AMIGOS!!
Antes de empezar, me gustaría presentarme primero. Mi nombre es Álvaro Camacho, tengo 25 años y vivo e un pueblo de Sevilla (Olivares). Quiero dar las gracias a Sergio Pérez por animarme a contar esta historia y a Humberto Gacio por permitir su publicación en su conocidísima página web por todos los amantes de la pesca.
Un domingo más como tantos y tras haber preparado con entusiasmo e ilusión a lo largo de la semana mi equipo de Surfcasting y aparejos oportunos, salía en compañía de mi novia en torno a las 10:00 de la mañana a uno de mis pesqueros mas frecuentados.
Llegamos a pie de playa sobre las 11:30 o 12:00, y lo primero que observo es que el agua está limpia, de ese color azul verdoso que tanto me gusta y que el viento sopla del sur con una intensidad media, tal como había previsto días atrás, tras consultar las predicciones de vientos y mareas. En definitiva todos los factores se daban a priori para que saliesen algunas piezas, a ser posible doradas, que eran el objetivo principal de mi salida.
Tras observar el buen estado de la mar, me apresuro en montar cañas, carretes y demás… en esta ocasión pescaría en unas de las cañas con un 0´16 y en otra con un 0´14; el cebo escogido para la jornada eran gusanas americanas y catalanas.
Tras tener todo listo para empezar a pescar, y con esa felicidad e ilusión que todos los que amamos este deportes sentimos al llegar a un pesquero y comenzar a pescar, realicé los primero lances. Ya sólo quedaba esperar con la vista clavada en ambos punteros que alguno de ellos se arqueara repentinamente.
Después de dos horas pescando, casi llegando al repunte de la pleamar, y tras haber realizado múltiples cambios de gametas, color de plomo, ect… no había obtenido ninguna picada, pese a la buena pinta que el mar tenia para pescar doradas. Tras recoger por tercera vez las cañas con las tragaderas intactas y a falta de una media hora para la pleamar, decido sustituir los plomos de golf por los de lance (con la intención de sacar mas metros) y vuelvo a cambiar la gusanas algo deterioradas.
Tras estos cambios vuelvo a lanzar una de las caña sobre los 140 o 150 metros y la otra algo más cercana sobre los 100 metros.
De repente mientras estoy sentado en mi silla con la mirada perdida en el mar y algo decepcionado por la ausencia de picadas, me parece ver una de las cañas (Daiwa Tournement Caster 33) moverse, rápidamente clavo la vista en el puntero, y tras esperar unos cincos segundos ahora si la veo arquease con una violencia inusual de alguna pieza de tamaño mediano, y seguidamente justo cuando agarro la caña noto mucho peso y unos cabezazos terribles, que empezaron a sacar metros de hilo sin parar del carrete (Windcast Z 5000), sin poder hacer nada, me quedo mirando la bobina del carrete girar a toda velocidad soltando metros de hilo… sólo me quedaba esperar a que parase para poder frenarla y recuperarla.
Estaba seguro de que al otro lado una gran dorada luchaba por escapar del anzuelo del nº2 de Chinu Ringed que había montado con una apetitosa americana, en una gameta de fluorocarbono Trilene del nº 24.
Tras mantener una batalla feroz y después de unos 15 minutos de carreras incansables y lentas recuperaciones,
e intentar lograr que esta fiera se cansara, consigo avistar ya a unos 15 o 20 metros de la orilla la enorme sombra de una gran dorada, que no estaba dispuesta a ponérmelo nada fácil, (hubo un momento en el que creí que nunca se cansaría …).
Y una vez más, en el rebalaje, como es típico en las doradas, empezó de nuevo a pegar carreras de un lado a otro volviendo a sacar metros de hilo dando unos cabezazos que nunca olvidaré.
Hasta que después de unos 15 minutos de incasable lucha, intentando mantener la calma por mi parte, consigo en un palmo de agua, ya rendirla, y agarrarla de las agallas y sacarla del agua por fin, en donde mi novia y una pareja joven que paseaba por allí, con las manos en la cabeza no daban crédito al ver, ya una vez fuera del agua, grande, plateada, con unos colores preciosos y con todas las aletas abiertas, la dorada que acaba de pescar, la cual dio un peso de 2.800 Kg.
Sin duda alguna una de esas jornadas de pesca que nunca se olvidan!!.
Espero que os haya entretenido esta historieta y os sirva de ánimos para afrontar las siguientes salidas de pesca, y que al igual que yo podéis narrarla y publicarla en el rinconcito de esta web dedicado a los aficionados a la pesca.
Un saludo y ánimo compañeros!!
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